ALBERTO SCHOMMER
Trípoli hoy. La luz intensa no enturbiada por ninguna nube crea sus límites jugando entre las calles estrechas, la gente camina tranquila.
Junto al mar, Lepcis Magna; el prestigio de Roma, la perfección de lo trazado, la armonía a pesar de las invasiones, de los temblores de la tierra, las calamidades de los muros apenas sostenidos por un equilibrio inexistente.
Y Sabratha, al otro lado, con su fabuloso teatro rosado frente al mar. Ciudades inverosímiles, inhabitables y sugerentes.
Tierra de tránsito sin amparo, con destellos de belleza oculta.
Del prólogo de Alberto Schommer